Cine y otros ladrones de ideas

Las historias huyen de nosotros y cuando menos te lo esperas vuelven a ti. Pero en el mismo momento en que retornan y te das cuenta, entonces, ya es demasiado tarde. Alguien, en esa ausencia, se apropió de ella y la hizo película.

Al llegar al cine saqué la entrada para ver Young Adults, la última del director Jason Reitmande, con Charlize T. esta sudafricana que aparte de guapa, seguro es inteligente y bla,bla,bla… en el papel protagonista. Jason me ofrecía confianza tras la sorpresa de la delirante y divertida “Juno”.No me gusta leer las criticas o sinopsis antes de ver un filme, bueno miento, leo las criticas de las malas, para reafirmar mi deseo de no ir a verlas (Ex: comedias donde metan el pie Franck Dubosc, Michael Youn, Eddie Murphy, Will Smith …)

Tampoco me gustan las palomitas, creo que la última vez que las tomé dentro de una sala debió ser con Titanic, el primero de Cameron está claro; del nuevo prescindiré, dada la incompatibidad 3D con mis (dicen) lindos pero (afirmo) abiópicos ojos. Así que entré en la sala con una deliciosa (ummm) botella de agua, y opté, como siempre, por el lado izquierdo frente a la pantalla; Lejos, por delante y por detrás, de cualquier bicho viviente.
Y la peli comenzó duuuura. Un tratamiento de imágenes en tono Trash, en lenguaje mundano imágenes más o menos asquerosillas, miserias humanas y otras lindezas, que por otra parte no me sorprendieron demasiado, al acordarme de las hazañas de aquella adolescente embarazada en Juno.
Ella, una escritora, o mejor dicho, un negro de una saga para adolescentes en declive, que atravesaba una gran crisis creativa, a quien su editor reclamaba un final inmediato. La guapa pero desaliñada treintañera, que se pillaba unos pedos del veinte, llamémosla alcohólica pues depresiva roza el tópico, cuya vida social se contaba en polvos con desconocidos, a quien para más inri, su exnovio del instituto acababa de enviar la invitación al bautizo de su bebé lo que le hizo perder la cabeza… Bueno, olvidé algo, dije que no me gusta leer acerca del argumento de las películas, pero yo, en este caso acabo de reventar parte del mismo (sin querer queriendo, re-lol)

A partir de ese momento, comenzaba el delirio de Charlize, y el mio propio, al reconocer con más o menos semejanzas, una historia que esbocé en mi cuaderno hace ya tiempo. En fin, ella se lanzaba a la reconquista de aquel amado, aferrándose a una antigua historia de amor, terminada y remota para todos, excepto para ella. Reviviendo el amor por aquel viejo compañero, guapa ella, guapo él, convencida de que a sus 38 años aún seguía soltera porque ellos estaban destinados el uno para el otro; sin preocuparse lo más mínimo de que el hombre en cuestión estaba, por supuesto, felizmente casado y había sido recientemente papá. La protagonista, terminaba sumergiendo en el más triste de los ridículos, plantándose en su ciudad natal, aparentando una imagen y una vida que no era en verdad la suya.

Y entre todo ese ridículo, la cosa positiva, es la redención. El rencuentro con la crueldad del olvido adolescente; El feo al que había destruido la vida en el instituto, acababa en la cama con ella, y así casi al final de la película, purgaba gran parte de aquella pena….pero eso si, estaba borracha al hacerlo, así que no podía haber tenido esta reflexión mía muy clara en su cabeza, ¿no? Digamos que simplemente se lo montó con el feo de la historia.

Es una de las pocas cosas en que esta historia difiere de la mía, la auténtica, aquella que
Mister Reitmande me debió robar en cualquiera de las mil veces en que esbocé y desbocé esta historia. Que, evidentemente, no pasaba en una pequeña localidad americana, sino en el mismísimo Madrid, y cuya escritora, no era más que una vulgar columnista de una cutre revista femenina. Pero ahí está. Gracias Mister Jason R, por salvarme de lo que podía haber sido un Best Seller a lo Amelie Nothom, porque, perdóneme Vd. ¿quién quiere ser famosa y tener el peso constante de un editor sobre sus espaldas?...Pufff!! Yo no. (Léase con ironía)


CARLA café noisette

Ella aún no lo sabe pero a sus cinco años ya es mayor. Dos países le han dado esa mirada de adulta, de sabiduría, la que se tiene cuando se ha vivido mucho.
Espera que su madre le explique por qué su piel es tan oscura. Jade y Alessia, sus dos hermanas son rubias y tienen ojos azules; Está perdida en este mundo de etiquetas, aún antes de descubrir de dónde cuelga la suya.
No puedo evitarlo, pero cuando nos mira, sus ojos cargados de añoranza me dejan bouche bee*

Siento el peso de su juicio de niña adulta, incapaz de perdonar ni la estupidez de estigmas sociales, ni la mediocridad del que no valora la riqueza de la naturaleza humana.

El lunes empezó una gran aventura. Volvió al colegio; pero no es su colegio, en el que ha pasado su primeros dos años de escolaridad. Aquí hablan francés. Otra vez vuelta a empezar, ahora que consiguió controlar bastante el castellano...
Cuando dejó su casa de la Región Parisina no pensó que no volvería más. Tampoco que volvería. No pensó y punto. Pensaron por ella, pensando en lo mejor para ella.
Difícil de saber lo que sus compañeros de clase debieron pensar al verla desembarcar en aquella ciudad levantina, con su dialéctica de bebé con acento raro, los pelos a lo afro y la piel de color Café Cortado. No pensaron, simplemente, juzgaron. Juzgaron que no era como ellos, que era rara. Y por lo tanto diferente; Pero ellos no han vivido tanto como Carla.

Hoy, en su nueva escuela, los niños vuelven a ser todos diferentes, como ella. No la juzgarán por su aspecto. O eso cree ella. Pero ahora es Carla quien se siente diferente, porque no consigue entender muy bien lo que pasa, lo que dicen. Ya no es un bebé, habla, pero habla otro idioma, y del primero, apenas pronuncia cuatro palabras juntas.
Ayer decidió mimetizarse, hacerse invisible entre sus compañeros. Con la sabiduría del viajero de ida y vuelta, se metió el dedo en la boca como tantos otros en su clase. Y resultó. No solo pasaba desapercibida, además no tenia que pasar por la pesadilla de hablar con ellos. Qué sabia nuestra Carla.

Su madre se pregunta preocupada, si lo estará haciendo bien con Carla. Sinceramente querida ¿quién podría juzgarte?

A Fàtima, fuerte y valiente



*FR: Boquiabierta

RER A... Noisiel


Bintou Diallo no tuvo un buen dia. A penas se sienta en el andén, descubre con estupor, la mugrienta pantalla que le cuenta sin piedad que no tomará su tren de inmediato, ni tan siquiera en treinta o cuarenta minutos. Con suerte, quizás pueda estar en casa à media noche. Se reclina en la incómoda banqueta de plástico y abre su bolso con resignaciòn. Toma un pequeño brik de Minute Maid, que bebe con la mirada perdida… Su cansancio va más allá de lo físico.

Cuando en enero de 1999 pisó por primera vez el Aeropuerto Internacional CDG de Paris, era la mujer más feliz del mundo. Su marido, Charles, la esperaba nervioso en el hall de llegadas; este había venido unos meses antes, con una beca de estudios en Economía. Se conocían desde el instituto, el Nelson Mandela de Conakry, promoción del 97.

Pero de toda aquella ilusión hoy quedaba poco. Charles terminó por abandonar los estudios al no aprobar lo suficiente. Las duras jornadas de trabajo le dejaban K.O.

Y cuando no lo estaba, resultaba más placentero hacer el amor con su mujer que revisar gigantescos tratados de Economía Internacional. Así, en lugar de un Diploma, al año llegó el más bello ángel negro, Ibrahima. Al año siguiente la despierta Seré, seguida de Aissatou, quien a su vez vio llegar à Amadou Oury…ningún diploma, máster o posgrado harían a nadie más feliz.

Sin embargo, a Bintou sí le hubiera gustado estudiar, para no tener que hacer trabajos de segunda, habiendo sido una estudiante de primera. Nunca recibió una beca, como Charles, y encima debió trabajar noches enteras, días festivos, embarazada de 7 meses en ocasiones… pero esa fue su decisión, a diferencia de otras mujeres africanas, ella quiso venir a Europa para estar cerca de su marido.

Hoy a los 33 años, con cuatro hijos maravillosos, listos y también revoltosos, se siente mayor, casi vieja.

Ayer echó a Charles de casa. Está tan harta de sus idas y venidas con zorritas del tres al cuarto; Antes le perdonaba. A cada golpe de infidelidad el desgraciado se delataba sin remedio, viéndose forzado a tirarse a sus pies suplicándole perdón. Hoy ya no. Bintou Diallo ha crecido con cada golpe.

Pero hoy, tiene que trabajar aún más horas, rogar a los Asuntos Sociales todo tipo de ayudas y, por si fuera poco, hoy tendrá que esperar a su RER hacia Noisiel más de lo que hubiera deseado.

-No te duermas Bintou,- se dijo en susurros antes de echarse a la boca la pajita del zumo.

Laura, en otra vida fué gata.

No caminaba, se deslizaba. No miraba, se impregnaba de la mirada del otro devolviéndole el reflejo de su brillo triste, vidrioso. Sus patas delanteras adornadas de lujosos anillos y pulseras, se extendian dulcemente desde Luxor hasta Abou Simbel. La soledad parecia poblar su existencia; Pese a pertenecer a una raza superior, adorada por todos, lucìa una humildad que causaba escalofrios a màs de uno. Y no caminaba, flotaba. No miraba, estudiaba cada gesto, cada movimiento a su alrededor, en una silenciosa càmara lenta que a veces exasperaba a los nerviosos. Tanto observò y estudiò que dos grandes sombras se dibujaron bajo sus ojos. Gracias a ellas, podemos ver hoy historias extraordinarias de faraones sanguinarios y de emperatrices de belleza obscena. De aquella otra vida le quedaron varias secuelas; asi, en ocasiones, se la ve deambular en silencio, y otras, cuando habla, se le escapa un timido mahullido, que nos hace envidiar no haber tenido una vida pasada como la suya.